Llevo algunos años frecuentando este rincón, que por 90 minutos me hace olvidar las diferencias y recordar lo hermoso de estar unidos. Siempre me reciben 11 fabulosos anfitriones que vestidos con sus más impresionantes trajes, me preparan para disfrutar del mejor de los banquetes.
La fachada desborda en risas, por las ventanas se respira optimismo, las puertas nos reciben cada vez con los brazos abiertos, y el color... ahhhh el color... es una mágica mezcla de calor, alegría y pasión: el color Vinotinto!
La Vinotinto es más que un color, es una especie de Springboks con sabor a Caribe, un Credo para los que perdieron la Fe, el refugio de más de veinte millones de corazones. Dejó de ser la Cenicienta para convertirse en el Hada Madrina de un país que está hambriento de Esperanzas...